Waltraud Maczassek
BASF (1998)

Para crear mis obras me inspiro a menudo en le mundo orgánico, en la naturaleza que me ha rodeado directamente durante muchos años y que me hace recordar sensaciones vividas y sentidas. Siempre me ha llamado la atención la multiplicidad de las formas naturales, sus ritmos, sus estructuras y sobre todo su regularidad, donde todo tiene razón de ser y nada es gratuito.

La naturaleza va íntimamente ligada a nosotros, está en el interior nuestro y nos envuelve. Dependemos de ella, aunque a veces lo olvidamos. Dese siempre, todos los pueblos y culturas muy distante entre sí en lugar y tiempo la han olvidado como esencia del misterio de la vida. No intento copiar las formas naturales, sino las utilizo como punto de partida. Son formas que renacen en mi memoria que ha pasado por los filtros de mi visión, de mi energía y de mi sensibilidad. Cuando intentamos comunicarnos mediante palabras sucede algo parecido, toda adopta el cariz de nuestra particular percepción del mundo. Expresarme mediante formas, trazos y colores resulta mucho más libre y mucho mas individual que expresarme mediante palabras. Pero al mismo tiempo resulta más enigmático, porque las formas que surgen de nuestra mente no han de ser convenciones.

A menudo me pregunto qué extraña fuerza nos empuja a crear, sea música, poemas u organizar formas y colores, e intuyo que crear es aprender, es observar, es reflexionar y expresar mediante los sentidos y el intelecto lo que nos rodea y nos conmueve.