Las pinturas de Waltraud Maczassek no encierran ni necesitan de la muleta conceptual o teórica; hablan sólo de pintura valiéndose de los utillajes de pintor y sobretodo de su poderoso instinto pictórico, mezcla de pasión y finalmente control. Waltraud conoce bien los medios plásticos con los que se enfrenta y con una actitud anímica, entre telúrica e integradora, consigue liberar a sus obras de toda carga anecdótica para elevarlas al nivel de lo simbólico y abstracto.

Waltraud se atreve con la expresividad de una veladura, con la fuerza de un trazo, con la potencia de un gesto, con el poder evocativo de un fragmento para dar aliento a su pintura, para conferirle intensidad y para expresar la imagen, no definible mediante palabras, de la sensación reversible entre lo eterno y lo fugaz que ofrecen sus espacios agazapados por el goteo del tiempo. Su “figuración esencialista” ofrece efectivamente una nueva lectura e interpretación de la realidad orgánica.

Anna Guasch
Crítica de Arte

Catedrática de Historia del Arte
Facultad de Bellas Artes en Barcelona